The frustration aches deep down as Christmas approaches while we remain unable to gather in our churches and celebrate the coming of Christ as we have in every other year. I share the pain this causes for all of us.
Everyone wants to celebrate Mass indoors this Christmas. Every one of us wishes we could gather our families as we have for generations, hug our grandparents and grandchildren, and celebrate this holy time.
We simply cannot wish away the reality that the virus is surging in the state and throughout our communities. We cannot ignore the growing number of family and friends who are afflicted. Our hospitals are at risk of being overwhelmed. The compassionate mercy of God calls every one of us to do our part and make sacrifices to protect the old, the sick and the vulnerable.
This Christmas we reverence the Lord Jesus who took upon himself the human condition by exercising the prudent and necessary disciplines that will stem the spread of this virus, protecting our family, friends and neighbors. This year, each of us can be a sacramental work of Christ’s mercy by wearing a mask, keeping physical distance, attending Mass outdoors or online, and praying for those who are threatened by the virus as well as those who protect us from infection.
Mary and Joseph could not find in Bethlehem a place to receive and worship the Christ child. Still, they persevered, trusting in God’s merciful providence. To this day, Christians follow the shepherds to find the King of Kings humbly huddled in a manger. Let not our disappointments keep us from finding him again amidst the unexpected tribulations of this Pandemic.
Every Advent we pray, “Come Lord Jesus” knowing not when and how He will come to us. With patience and humility may we find His tender mercy in the way we reverently safeguard one another during these trying times.
May the intercession of our Blessed Mother Mary join with our prayers for God’s mercy to end the pandemic, bring healing to the afflicted, protection and perseverance to those who care for them.
Respectfully,
+Jaime Soto
Bishop of Sacramento
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Declaración del Mons. Jaime Soto sobre la oleada amenazante de la pandemia COVID-19
La frustración nos duele profundamente. Ya se acerca la Navidad y no será posible reunirnos en nuestros templos para celebrar la venida de Cristo como lo hemos hecho todos los años. Comparto con ustedes el dolor que esto nos causa.
Todos quieren celebrar la misa en el interior esta Navidad. Todos deseamos poder reunir a nuestras familias como lo hemos hecho durante generaciones, abrazar a nuestros abuelos y nietos y celebrar este tiempo sagrado.
No podemos evitar la realidad de que el coronavirus está surgiendo en el estado y en todas nuestras comunidades. No podemos ignorar el creciente número de familiares y amigos que se ven afectados. Nuestros hospitales corren el riesgo de verse inundados. La misericordia compasiva de Dios nos llama a cada uno de nosotros a hacer nuestra parte y hacer sacrificios para proteger a los ancianos, los enfermos y los vulnerables.
Esta Navidad honremos al Señor Jesús, quien asumió nuestra condición humana, ejerciendo las disciplinas prudentes y necesarias para detener la transmisión de este virus, protegiendo a nuestra familia, amigos y vecinos. Este año, cada uno de nosotros puede ser una obra sacramental de la misericordia de Cristo al usar una máscara, mantener la distancia física, asistir a misa al aire libre o en línea y orar por aquellos que están amenazados por el virus, así como por todos aquellos que nos protegen de la infección.
María y José no pudieron hallar en Belén un lugar para recibir y adorar al niño Jesús. Aun así, perduraron, confiando en la providencia misericordiosa de Dios. Hasta el día de hoy, los cristianos siguen a los pastorcillos buscando al Rey de Reyes humildemente acostado en un pesebre. No permitamos que nuestras decepciones nos impidan encontrarlo nuevamente en medio de las tribulaciones inesperadas de esta pandemia.
Cada Adviento oramos, "Ven Señor Jesús" sin saber cuándo ni cómo vendrá a nosotros. Que con paciencia y humildad encontremos Su tierna misericordia por la manera que nos protegemos unos a otros con reverencia durante estos tiempos de prueba.
Que la intercesión de nuestra Santísima Madre, Santa María de Guadalupe acompañe nuestras plegarias para que la misericordia de Dios ponga fin a la pandemia, concede la salud a los afligidos, la protección y perseverancia a quienes los cuidan.